LOS APEGOS
Era un maestro que durante toda su vida había intentado inculcar a sus discípulos distintos valores importantes para su vida.
En esta ocasión había decidido instruir a dos de ellos acerca de lo importante que es el desapego.
-Jóvenes, les voy a decir algo muy importante, que no deben olvidar jamás. No se dejen nunca atrapar por los apegos.
Uno de los jóvenes comprendió perfectamente, pero el otro todavía hacía distinción entre apegos grandes y pequeños, y entre diferentes objetos de apego. “Creo que no todo apego perturba o esclaviza; depende de los objetos o asuntos a los que te apegues”, decía.
Entonces el maestro cogió un hilo, lo enrolló al cuello del que así se expresaba y empezó a apretar con mucha fuerza.
-¡Maestro, detente! ¡Vas a matarme!
El maestro se detuvo. Mostró el hilo a su alumno: era un delicado hilo de seda. Y le dijo:
-Recuerda que hasta un delicado hilo de seda puede quitarte la vida.
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