martes, 8 de octubre de 2013

ENCUENTROS GOZOSOS


ENCUENTROS GOZOSOS 
No hay lugar al que ir, ya estamos allí.  Hace falta vivir en un estado que nos facilite reconocer y sentir una unión, una conexión que también ya está ahí, pero que hemos olvidado.
“Si la búsqueda no es desesperada, no es búsqueda”.
Da la impresión de que tenemos que estar permanentemente buscando, dirigidos hacia algún lugar, hacia una meta elevada. Ese pareciera ser el curso que debe tener la vida de quienes nos aventuramos en ciertos “asuntos del alma”. Quizás nos equivocamos. Quizás le estamos dando un enfoque incorrecto, un enfoque que nos aleja de aquello que creemos que buscamos.
Para empezar, buscar algo, lo aleja. Debemos  cambiar esa “búsqueda desesperada” por un “encuentro gozoso”.
¿Por qué buscamos? Creo que lo hacemos porque el modo de vida que llevamos nos aleja de la conexión con el Todo. Intuimos que algo “nos falta” y eso se transforma en el motor de una “búsqueda del alma”. En el camino nos confundimos, olvidamos que no hay algo “extraordinario” que encontrar, y nos pasamos años buscando ciegamente métodos, maestros, técnicas, tesoros, lugares místicos, cosas que nadie más pueda ver, etc. En realidad es, imagino, más sencillo.
Buscamos porque sentimos que nos falta algo, y esa carencia viene del modelo que ha adoptado la sociedad.  ¿Qué pasaría si hubiéramos nacido en una aldea indígena que vive en armonía con su entorno? Imagino que, si bien igual buscaríamos algo, esa búsqueda no sería tan desesperada. No lo sería porque hubiéramos nacido en un encuentro permanente con el medio, reconoceríamos en ese medio una esencia que también nos sustenta a nosotros. En estas condiciones nos sería más fácil sabernos uno con todo lo que hay, nos sería más fácil reconocer las relaciones que hay entre las distintas partes del mundo.
Siento que eso es lo que buscamos, vivir en un “encuentro permanente” con todo lo que es, y la forma en como hemos vivido hasta ahora en occidente nos aleja de ese estado de conexión.
No es necesario ir a vivir a la selva o al desierto para re.conectarse, es necesario lograr activar esa conexión en todo momento y lugar. Una vez ahí, dejamos de lado esa desesperada sensación de estar siempre buscando y nos fundimos en un encuentro con el Mundo.
No hay ningún lugar al que ir, ya estamos aquí.  Siento que hay que  vivir en un estado que nos facilite reconocer y sentir una unión, una conexión que también ya está ahí, pero que hemos olvidado.

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