"La estás mal acostumbrando a estar en brazos ” me afirmó el verdulero…
Díselo a la naturaleza que la ubicó 9 meses cerca de mi corazón, contesté, 9 meses al compás de mi respiración, 9 meses en compañía de mi voz. Ella la mal acostumbró primero, que sabiamente llenó mis pechos lecheros, para seguir siendo, una las dos. Que te explique la naturaleza, porqué me sonríe cuando estoy fea y me estira los brazos loca de amor. ¿Qué la estoy mal criando en brazos? cuando no me pide zapatos, ni un auto de lujo, tan sólo que la tome, por besos babosos a cambio. No me niego a sus brazos, porque negarme, sería reprimir el amor más puro e incondicional, me pide brazos porque después de pasar casi un año tan unidas como jamás lo volveremos a estar, nuestro único consuelo es abrazarnos, para no extrañarnos tanto y amarnos más y más.
Después de todo, más temprano que tarde aprenderá a caminar y todo esto será un hermoso recuerdo, de cuando una vez ella fue bebé y mis brazos eran todo para ella. Así que señor verdulero, sin duda la naturaleza es más sabia que ambos, lo que para usted es “mal acostumbrarla a los brazos” ella lo llama AMAR, MAMAR, MAMÁ, ni los árboles sueltan sus frutos pequeños, los cargan, hasta que estén listos, es lo natural; me dije. Y yo le respondí: Dos kilos de papa, uno de cebolla…"
- Eloísa Alarcón / Pintura Kmberggren-
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EL ABRAZO Y LA HORMONA DEL AMOR / CIENTÍFICO
La duración media de un abrazo entre dos personas es de 3 segundos. Pero los investigadores han descubierto algo fantástico. Cuando un abrazo dura 20 segundos, se produce un efecto terapéutico sobre el cuerpo y la mente.
La razón es que un abrazo sincero produce una hormona llamada "oxitocina", también conocida como la hormona del amor. Esta sustancia tiene muchos beneficios en nuestra salud física y mental, nos ayuda, entre otras cosas, para relajarse, para sentirse seguro y calmar nuestros temores y la ansiedad.
Este maravilloso tranquilizante se ofrece de forma gratuita cada vez que tenemos a una persona en nuestros brazos, que acunamos a un niño, que acariciamos un perro o un gato, que estamos bailando con nuestra pareja, cuanto más nos acercamos a alguien o simplemente sostenemos los hombros de un amigo.
- Nicole Bordeleau
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