miércoles, 11 de septiembre de 2013

Desdoblamiento del tiempo y el ser humano.

Desdoblamiento del tiempo y el ser humano. 

(J Karamazov).- Este físico, nos muestra la posibilidad de vernos como receptores y emisores de energía constante, que intercambia información para construir el futuro.
Jean-Pierre Garnier Malet es un doctor en Física francés, especializado en mecánica de los fluidos, que descubrió en 1988 que el tiempo se desdobla. La aplicación científica de esa teoría, permitió explicar desde la llegada de planetoides al cinturón de Kuiper, hasta el mecanismo de los pensamientos, o de la vida.

Porque, incluso en contra de lo que hasta hace poco tiempo se creía comprobado, Garnier Malet afirma que, gracias a su descubrimiento, puede comprobarse que no solo el tiempo se desdobla, sino que el ser humano también, siguiendo la pauta de casi todo el universo.

Su descubrimiento fue avalado en el año 2006 por la revista científica norteamericana American Institute of Physics, de New York, por primero posibilitar la predicción y después permitir constatar la llegada de planetoides al sistema solar, entre otras utilidades científicas.

Desdoblamiento del tiempo y el ser humano

La teoría del desdoblamiento afirma que nuestro cuerpo es también energía que puede proyectarse hacia el futuro, extrayendo información de esa realidad paralela, que traslada a nuestra existencia presente. Según Garnier, de cada instante que vivimos, una pequeñísima partícula es información mental que recibimos inconscientemente, sobre nuestro futuro, de nuestro “otro yo”, formado de energía, cuánticamente hablando.

“Tenemos la sensación de percibir un tiempo continuo. Sin embargo, tal como demuestran los diagnósticos por imágenes, en nuestro cerebro se imprimen solamente imágenes intermitentes. Entre dos instantes perceptibles siempre hay un instante imperceptible”, dice Garnier. Y explica, más gráficamente:

“El fenómeno del desdoblamiento del tiempo nos da como resultado el hombre que vive en el tiempo real y en el cuántico, un tiempo imperceptible con varios estados potenciales: memoriza el mejor y se lo transmite al que vive en el tiempo real.”

El doctor Garnier Malet comenta en su disertación que, de cada 25 imágenes por segundo que se proyecten en una pantalla, solo vemos 24, porque la número 25 nos pasa desapercibida, aunque nuestro cerebro capta subliminalmente la información que aporta esa imagen no advertida. De parecida manera, nuestro “yo”, lo que somos realmente, se desdoblaría en cuerpo físico con existencia consciente en el presente, y energía (que también forma parte de cada uno de nosotros) encargada de viajes en el tiempo, buscando el mejor modo de preparar nuestro futuro. Esa información, según Garnier Malet, se transmitiría al “yo” material, principalmente en las horas de sueño profundo. De ahí, la vital importancia que le da a la intuición, el pensamiento positivo y el instinto de supervivencia.

“Podríamos decir que entre el yo consciente y el yo cuántico se da un intercambio de información que nos permite anticipar el presente a través de la memoria del futuro. En física se llama hiperincursión y está perfectamente demostrada”, explica el científico.

Otra propiedad física, conocida como “onda-partícula”, desarrollada e investigada por el también físico francés Louis-Victor de Broglie y avalada por el propio Einstein, demuestra que también las partículas se desdoblan en corpúsculo y ondas de energía. Nuestros cuerpos, materia al fin, deberían seguir la misma ley, con propósitos definidos aunque, por ahora, ignorados para el ser humano. La teoría del desdoblamiento de Garnier Malet da sentido a ese propósito.

Pensamientos que crean futuro

Para poder utilizar esa información subliminal, aún inadvertida, que llega a nuestro cerebro gracias a nuestro yo “energético”, según la teoría sería imprescindible que cuidásemos la pureza de nuestros pensamientos. Ellos son, imaginando constantemente posibles futuros para nosotros, los que ponen barreras a la realización de nuestro hipotético mejor futuro.

Cierto es que, de continuo y dependiendo de las circunstancias, la mente nos presenta elucubraciones de lo que nos puede pasar, o lo que deberíamos hacer, de cara al futuro personal. Solemos tender a creer más en el peor futuro que imaginamos; solemos temer toda clase de imprevistos indeseables, o imaginar desenlaces nefastos a circunstancias puntuales. Esa tendencia hacia pensamientos negativos, dice Garnier Malet, propicia que nuestra energía “exploradora” del futuro busque en los parámetros que le indica nuestra mente negativa, provocando realmente un futuro poco halagüeño. Sin embargo, si pensamos en positivo, prestando atención a nuestra intuición en la resolución de conflictos, ese otro “yo” viajero nos traerá de la “otra dimensión” la información correcta para preparar un futuro simultáneo satisfactorio.

Si imaginamos o deseamos algún perjuicio para otra persona, asegura el físico francés, acabaremos por recibirlo nosotros mismos, ya que eso es lo que proyectamos como “orden de búsqueda” a nuestra parte energética. El pensamiento correcto debería ser lo más limpio posible, sobre todo en las horas cercanas al sueño, momento en el que se establece el mayor intercambio de información entre nuestros “yos” desdoblados.

Las Claves de La Luz (conciencia en expanción).

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